miércoles, 18 de julio de 2018

Miercoles, 18 de Julio: Camino de Jericoacoara


Esta mañana tiene que ser relax, relax y así nos la tomamos. Desayuno y vuelta a la cama, como los campeones.
Atins es una ciudad de pescadores que tiene una bahía que prácticamente no cubre y tiene un viento constante, vamos ideal para el kite-surf. El ambiente es de pre-desarrollo turístico, para lo bueno y para lo malo. Como que no estamos para mucha cometa haraganeamos hasta los de la tarde cuando tenemos programado nuestro transfer.
El transfer tiene su complicación por la cantidad de cambios que hay que hacer. Empezamos con un 4x4 hasta el puerto. Luego momento drama porque no aparece nuestra lancha (lancha que estaba esperando, pero que no tenia nuestros nombres). Una vez solucionado cruzamos el río Peguiça [Pereza, muy definitorio], desembarcamos en Caburé. Otro nuevo 4x4 para cruzar los Lençois menores (Una versión descafeinada de lo que vimos en nuestro trekking, con una estación aerogeneradora inmensa que lo destroza todo. Desarrollo). Y finalmente un nuevo 4x4 mas de carretera que nos llevará hasta Jericoacoara. Total mas de 7 horas de ruta. Llegamos con un culo carpeta bestial. Y encima la primera imagen de Jericoacoara es curiosa, mezcla de Port Aventura y Marina d’Or. Mañana con mas criterio veremos que tal

martes, 17 de julio de 2018

Martes 17 de Julio: Relax en Atins


Hoy son solo 4’5 km de dunas hasta la playa. Además hoy el quad nos lleva las mochilas. Total un paseíto de nada, con baños entre medias y final en una playa absolutamente desierta. Momento ideal para fotos postureicas,  a mi sobrina le hubiera encantado poder posar y posar.
El final del trekking es una playa inmensa. Inmensa y oceánica donde no se puede uno bañar. Pero quien quiere bañarse en la playa cuando viene de bañarse en lagunas increíbles de agua dulce.
Nos recoge un 4x4 que conduce un tío con locura, por encima de barro, arena, agua. Total que lo inevitable es inevitable, y hasta tenemos que bajar para empujar el coche embarrancado.
Llegamos a Atins con poco o nada que hacer por delante.
Lo primero es engancharnos al wifi. Después de 3 días sin conexión la droga es la droga y necesitamos Facebook, blog, noticias; vamos lo que viene siendo una dosis digital.
Y con lo digital le añadimos alcohol. Caipirinha de piña, mira que a mi no me gusta la piña y soy un clasicorro con las caipirinha, pero como decía mi bisabuelo, por donde pasa, moja. Y tanto que moja, y sube. Rodri decide que tenemos que dejar el alcohol, pero si a caso lo dejamos cuando volvamos a BCN.
Siesta y por la tarde vamos a la playa a ver el atardecer. Atins debe de ser el sitio ideal para el kite-surf, y de hecho esta lleno. Un bahía inmensa donde apenas cubre, con un viento constante de mar a tierra. Definitivamente este año quiero aprender algún deporte de vela, pero con lo patoso que soy creo que debo empezar por uno fácil, que me conozco.

lunes, 16 de julio de 2018

Lunes 16 de julio: No hay trekking sin drama


Esto de levantarse pronto va de mal en peor. Hoy la diana a tocado a las 5:00, para aprovechar las horas antes de que el sol este alto.
Dormir en una tienda de campaña, con viento durante toda la noche, en una esterilla sobre la arena, esto si es pseudo-aventura.
Desayuno frugal, acorde con la cena y caminar de nuevo. Ver salir el sol entre dunas y agua. Un espectáculo, si no fuera porque hoy esta mas nublado y solo hemos visto aparecer claridad, pero espectáculo al fin a y al cabo. No hay mal que por bien no venga, esto ha significado mucho menos calor a lo largo de la caminata.
En mitad de la etapa del dia el drama ha aparecido. La famosa fascitis plantar de Rodri ha aparecido, añadiéndose al parte de lesiones, una pequeña rozadura. Total que le costaba caminar y hemos relentecido mucho la marcha. Con dramatismo propio ha cojeado y dejado de cojear dependiendo del viento y de las características de la arena. En ningún caso penséis que dudo de la fascitis, únicamente pongo en cuestión el dramatismo.
Un último baño hacia el final del camino y unos metros mas adelante nos hacen llegar al ‘resort’ del día. El ‘resort’ es un oasis en mitad de las dunas, literalmente, no oasis por el agua, que aquí sobra, pero si por la presencia de mucha vegetación.
En este oasis una casa local hace las labores de hotel, con habitación única llena de hamacas. Estamos aumentando la calidad hotelera, pasamos de una tienda de campaña a una hamaca, todo upgrade. Comeremos gallina y vemos los cabritos que matarán para la cena. Mas 'back to the basics' imposible.
Comemos rancho de gallina, y caipirinha cargada, ideal para probar la hamaca con una siesta.
Tarde de baño tranquilo a la espera del atardecer. Atardecer en una duna y con caipirinhas de nuevo, puede existir algo mejor?