

Insinúo, después de un gran rating de las guías, que vayamos al museo de arte moderno, Istanbul Modern. Pos bueno, entre pasable y prescindible. Esto del arte de contemporáneo te gusta o no te gusta, y a mi no me ha gustado mucho lo que he visto. Eso si, el restaurante del museo es espectacular, con unas vistas aconsonantes del bósforo, del mar de Marmara, de Topkapi y del cuerno de Oro. Vamos, ideal. Ademas esta repleto de intelectuales modernas, que hacen un efecto muy chic. Vamos que comemos hoy en un sitio de modernillos.
Continua lloviendo y Raul continua sin dar señales de vida, otro incidente Alitalia? Nosotros ajenos a lo que le puede pasar pero húmedos hasta lo mas adentro nos dirigimos a la plaza Taksim. Es algo así como la plaza de la Republica, como el centro de la ciudad, o uno de ellos. Ademas multitudes de personas bajan por una de las calles. Algo así como el portal del Angel de Istanbul. No falta ni un Mango.
De vuelta al hotel esta Raul esperando. El no ha tenido incidente Alitalia, y ha llegado sano y salvo y 'on time', lo único que ha cogido el metro, por eso ha llegado un pelín mas tarde.
Las dos parejas se dirigen a un hamman de turistas. Yo arrastrado por la curiosidad dirijo mis pasos a un Hamman de ambiente. He leído por internet que es el único hamman de ambiente de Istambul, y me advierten que he de ser muy discreto. Nada mas entrar me doy cuenta que aquello es turco, turco, turco. De turistas yo, y poco mas, aunque luego aparecerá uno que creo que era americano. Todo un poco decadente, por no decir pre-ruinoso. Pero lo que si puedo decir que auténtico auténtico. Vamos solo tengo que decir que el de la entrada apenas hablaba inglés y allí todo el mundo iba circuncidado. Me han ofrecido un 'scrub' pero al final he pasado, no me apetecía nada de masaje.
Vuelvo al hotel con la tensión por los suelos. Después de tanta agua, sauna, y losas de mármol caliente, tengo que tener la tensión por debajo de tierra. Experiencia rara la del hamman turco, ambivalente diría. Pero muy turca.
La noche es una concesión para Raul y Pablo, ambos súper amantes del kebap. Yo ya empiezo a estar un poquito harto de tanto kebap, pero la verdad es que esta bueno. Dentro de las múltiples timadas de las estamos siendo diana, destaca el kebap de esta noche, con una carta para turistas y otra para locales. Esta peña lleva engañando al turista desde tiempos inmemoriales, y por lo visto, lo hacen muy bien.