Dios, estamos muertos de la muerte. Yo estoy muerto, Luis
pasó del limbo a la ultratumba en varias ocasiones, hasta el cree que ha tenido
fiebre.
Por suerte hoy no toca mucha actividad, bueno para él,
porque hoy toca mucho coche. Cruzaremos del lado oeste al lado este de la isla.
Saliendo del camping nos dirigimos a Dunedin. Después del atracón de coche,
llegábamos a media tarde, justo a tiempo a visitar una reserva de Albatros
reales. Resulta que estos bichos han decidido que el único sitio en mundo que
anidarán, que no sea una isla remota, es este. Hemos visto, de lejos, 5 nidos,
y hemos tenido la suerte de ver el relevo de una pareja, como un macho relevaba
a la hembra en el empolle del huevo. La guía nos ha dicho que las parejas de
Albatros son para toda la vida. Si hombre si, para toda la vida aguantando al
mismo pájaro, quien se cree eso.
Por la noche hemos tirado de guía y ha tocado cena en un italiano
bueno. Yo he probado pasta con venado (Aquí el venado lo crían como las vacas,
porque es un animal introducido), y me ha sabido así como una caldereta con
pasta en vez de con patatas, y venga vinacho neo zelandés.
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