viernes, 25 de agosto de 2017

Viernes 25 de Agosto: Hiroshima

Hoy nos estrenamos en el tren bala. Aunque un pelin desilusionante, con el Japan Raíl pass solo nos dejan coger el tren bala borreguero, el que va 200 y no el chulo que va a 300. Si es que no se puede ser pobre.
A la llegada a Hiroshima se ha producido una flipada de cojones. Una informadora turística nos ha informado de como ir a los sitios. Nos lo ha explicado todo, no nos ha intentado tangar en nada, ni nos ha intentado vender nada, ni cobrarnos nada. Increíble
En Hiroshima hemos visitado la A-Bomb Dome, el edificio que quedó medio en pie después de las bombas, el Cenotafio de las víctimas, con una llama que solo se extinguirá cuando desaparezcan las armas nucleares del mundo y el monumento nacional de las víctimas, con una fuente justo en el punto donde explotó la bomba atómica. Sobra cualquier explicación sobre lo que uno siente visitando estos lugares.
Un sitio que invita a la esperanza es el monumento de los niños por la paz. Explica la historia de una niña, Sadako, que enfermó de  por la explosión y que pensó que haciendo 1000 grullas de origami podría curarse. Se quedó en 600 y pico antes de morir, pero sus compañeros de clase continuaron hasta conseguir las 1000, y ahora niños de todo el mundo hacen grullas de Origami como símbolo de La Paz, y las envían a Hiroshima.
Por último yo he entrado en el museo, Rodri ha dicho que no tenía ganas. Super  interesante la reflexión sobre el proyecto Manhattan, el porque de los objetivos, o la posterior proliferación nuclear y ensayos que se han realizado. Muy actual.
Pasado el momento cultural toca más templos, y aprovechando que no estamos demasiado lejos nos vamos a Miyajima. No sin antes pasar a comer una especialidad japonesa que es un trozo de carne empanado, lo que viene a ser una escalopa, pero aquí los japos le cambian el nombre para liarnos.
Miyajima era una isla sagrada, y como no se puede podía poner un pie en su tierra se hizo el O'Torii , que da la entrada a un embarcadero-templo. La llegada ha sido cuando empieza la marea baja, por lo que apenas hemos podido hacer fotos del O'Torii rodeado de agua, pero a cambio hemos podido tocarlo, y Rodri ha tenido su correspondiente photo shot (ya lleva como 20 photo shots en diferentes localizaciones, tiene más fotos de posado que Kim Kardashian). Yo en cambio he estrenado mi momento street food, comiendo unas ostras asadas con salsa ponzu que me han sabido a gloria.
De vuelta a Kyoto en tren bala, y cansados, la cena ha sido en la estación. En un sitio de sushi regular, eso sí, se ha probado el sushi de carne y sushi de cangrejo, con opiniones dispares.

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