Uno ya no tiene edad para dormir en el suelo. El Ryokan será de lujo, pero no se si fue el alcohol, el baño posterior o dormir en el suelo pero me he levantado con la espalda hecha un cuatro. Superado el momento 'dame veneno que quiero morir', nos dirigimos al desayuno.
Como ayer estábamos muy valientes hemos pedido desayuno japonés. Mandame dios. Pescado de río, encurtidos, arroz con miso, tofu, pero que coño comen esta gente. Menos mal que habia tortilla japonesa para salvar el tema y fruta. Eso si, en una vajilla mona no, monisima, y en 50.000 cuencos.
ultima vuelta por el pueblo y ya en dirección a la estación para ir a Tokyo. Esta mañana nos lo hemos tomado con muchisima calma.
Hemos tenido suerte de sentarnos en los primeros asientos del tren con vistas panorámicas en todo el recorrido. Muy Alpes japoneses.
En Nagoya, Rodri ha tenido un capricho gastronómico. Necesitaba McDonalds. Y soy literal. Me ha dicho que necesitaba McDonalds. Pues toma grasas insaturadas.
Llegada a Tokyo en hora punta y drama de ir en el tren abarrotado con maletas. Solo ha faltado ver a los empujadores, pero casi. Me he sentido arrollado. Ya se sabe, huye de la hora punta.
El hotel, una frikada japonesa. La recepción esta en el piso 8 del edificio, donde hay un gigantesco Godzilla en una terraza, y nosotros estamos en el piso 18, una bestialidad el sky-line que se ve.
Para cenar Shabu-Shabu, una especie de fondue de caldo con carne japonesa. Demasiada grasa en la carne, para mi gusto, y como esta entrevetada es imposible quitarla. Quien ha dicho que en japón solo se come pescado y arroz. Voy a acabar las vacaciones mega gordo.
Resulta que estamos cerca de los sitios de ambiente, y total, un poco decepcionante, pero prometemos volver, que total ha sido lunes
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