El día ha comenzado dirigiéndonos a Nara. Nara es una antigua capital de Japón (Primero la capital cambiaba, luego fue Nara, luego Kyoto y finalmente Tokyo). Esta peña se dedica a construir lo todo en madera, así que cada pocos años toca reconstruirlo todo. Cuando no se les prende fuego y todo a la mierda. Este es el caso de Nara que sea prendido fuego un porrón de veces y reconstruida unas tantas mas. Aún asi es patrimonio de la Humanidad y conserva la construcción de madera mas grande del mundo.
El tren de este país funciona de puta madre. Creo que comparar Rodalies con la red japonesa es como comparar el tocino con la velocidad. Si hay trenes, pero aquí hay miles de frecuencias, pa tos los sitios y hasta con wifi.
Una vez en Nara ha llegado el momento bambi del viaje. En el parque de Nara hay ciervos sueltos, a los que se puede dar de comer. Ver a Rodrigo dar de comer a los ciervos ha sido todo un espectáculo. Dantesco, pero espectáculo al fin y al cabo. No sin concluir con una exhibición de toreo de ciervos. Espectáculo, con todas las letras.
Superado el momento Jesulín, nos hemos puesto serios para comenzar la visita. Primero una pagoda de 5 pisos, así como para abrir boca. Visto que estamos serio, pero no tanto, nos hemos saltado los museos, que lo de aprender esta muy sobre valorado, y total con 41 años ya voy de capa caída, y tengo el cerebro que ya parece queso de gruyere
El momento álgido de Nara es el Todai-ji, la construcción de madera mas grande del mundo. Construcción de madera necesaria para albergar el buda de bronce mas grande del mundo (250 toneladas) y eso que antes del edificio era un tercio mas grande y tenia dos grandes pagodas a los lados. Todo se quemo y al reconstruir lo decidieron, que si eso, no era necesario que fuera tan grande, que total, para que?. El buda en si, es gigantesco, con buda secundarios a los lados, alrededor; una orgía de budas. En unas de las vigas hay un agujero que corresponde a los orificios nasales del buda. Se supone que si consigues pasar por el consigues acceder al paraíso. Yo como estoy gordoncho ni lo he intentado. Otra religión en la que no me permiten ir al paraíso, y con esta ya van un montón, si no es por una cosa, es por otra.
Después del Daibutsu-den (el buda), la irremediable visita a otro jardín japones. Esta vez uno verde. En el paisajismo japonés el jardín verde tiene musgo en vez de césped, y claro esta, no se puede pisar, solo contemplar. Con mi capacidad de concentración puedo estar entre 3 y 5 segundos contemplando un jardín. Vamos, que esto no es para mi.
La comida ha sido en un okonomi-yaki. Es algo así como un sitio de tortillas japonesas. Pero en plan tortilla rellena. Hay que pedir como dios manda, la especial, la que va rellena de todo: Vieras, gambas, verduras, de todo. Además te encienden un fogonet en la mesa y te queda calentita. Muy buena
El café especial. Lo hemos tomado en un sitio que parecía un laboratorio, con una cafetera que parecía un matraz con fuego Bunzen y todo. Muy especial.
Un nuevo tren y a darnos la caminata del día: Fushimi-Inari Taisha. Un recorrido de 4 km, subiendo 3 montes donde se suceden 30.000 torii. Un torii es como una puerta, pintada de vermellon que se plantaba para dar prosperidad a la cosecha, y que ahora es para dar prosperidad en general. Total que ahora las corporaciones plantan torii. Menos mal que no sabemos leer japones porque seguro que pierde mucho encanto leer 'Prosperidad para Toshiva', 'Prosperidad para Panasonic', las ventajas de ser un lerdo y no saber leer japones.
Las 3 subidas han matado a Rodrigo. Aunque eso si, estaban amenizadas por 4 musculocas madrileñas, que parecían escapadas del circuit. Eso si, en el Pequin hemos ganado nosotros, y hemos llegado antes al ultimo monte. Reventados y felices hemos vuelto al hotel a plantar nuestro torii en el lavabo. Sayonara