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Después de cenar nos disfrazamos con las chilabas y subimos a la fiesta oriental. Hay es cuando las ‘villeras’ dan su toque final. Se han traído los disfraces de Argentina. Como lo podéis oír, efectivamente, van apareciendo en la sala, a cuenta gotas, luciendo disfraces. Pero no disfraces rollo chilaba árabe, mas rollo putilla oriental. Alguna con transparencia, alguna enseñando pechuga. Al maitre con bigote se le salían los ojos, supongo que de incredulidad porque tampoco había ninguna que fuera espectacular. Claro que bien podríamos hablar del staff al completo del Riviera. Yo me pido un gin-tonic porque mis ojos y mis oídos no pueden recibir tanto sufrimiento, claramente necesito anestesiar mis sentidos. A la hora de comenzar los juegos chorras de grupo, renuncio, una cosa es disfrazarme, pero otra cosa participar en el juego de silla. Nos retiramos a nuestros aposentos.
Despertamos en el puerto de Edfu, y después de desayunar en
calesa al templo. Con tanta calesa parecía ‘el rocio’, he estado a punto de
subirme los pantalones hasta el sobaco pa sentime mas Julián Muñoz, Luis es más
de saludar rollo reina Elizabeth, si es que para todo hay que tener talante, y
el que nace cachuli, como yo, muere cachuli.
El templo de Edfu es el templo dedicado a Horus (Que es el
hijo de Isis y Osiris, vamos si en Luxor el hijo pintaba poco, aquí es lo mas.
Sus podéis imaginar que el jaleo mental de dioses es pequeño y aún no vamos ni
por la mitad). Para los no avezados, este el que tiene cabeza de halcón, y no
queda mal en las fotos, la verdad. Se conserva el 90% del templo original,
porque al principio del siglo XX aquello era una gran montaña de barro y arena,
y un francés pesado se dedicó a excavarlo.
Al salir somos fruto de la primera timada egipcia, por dos
disfraces para la noche egipcia en el barco. No se porque, pero estoy seguro
que es la primera pero no será la última. Eso si, ya me hago dueño de un
pañuelo palestino. Ya tengo disfraz para ir a las manifestaciones del 15M y
seguro que de regalo me llevo algún palo de los Mossos.
Al volver al barco, nos tiramos en la cubierta a
churruscarnos al sol. Creemos que con tranquilidad, pero no. Sufrimos el ataque
de las ‘villeras’. Cual enjambre de gallinas cluecas, se dedican a saltar a la
‘pileta’ (piscina) y a cotorrear y gritarse y hacerse miles de fotos. Para
mucha gente nosotros hacemos muchas fotos, nada mas lejos de la realidad. Ellas
si que hacen muchas fotos. Están constantemente haciendo video y fotos, de
todo, todas las cosas y todos los sitios (restaurante, ruinas, barco), hasta
estoy seguro que le hacen fotos a los baños. Y todo esto siempre coronado con
una constante conversación con tonillo argentinoide. Luis solo puede decir: Por
favor, que haya un accidente y les toque a ellas.
A la tarde llegamos al templo de Kom Ombo. Este es un templo
al lado del Nilo dedicado a dos dioses Haroeris (El bueno) y Sobeck (El malo,
pero que no es tan malo). Vamos un rollito ging y yang pero en versión
Cleopatra. Haroeris, es Horus en otra encarnación (llevo un lio mental de que
ti cagas, aquí toca halcón, también) y el tal Sobeck es el cocodrilo (pero
resulta que es la encarnación de otro que ya habíamos visto). Total que el
templo esta muy bien, y es mono, y mas al verlo al atardecer. Además resulta
que probablemente era un hospital importante, y en el templo hay bajo relieves
de probablemente instrumentos quirúrgicos. El guía nos explica que el Cleopatra
no quería parir por la bajura, y hizo que sus médicos inventaran una operación
para hacer nacer a su hijo Cesarión por el vientre (Cesarión, cesarea; lo
pilláis).
Después de cenar nos disfrazamos con las chilabas y subimos a la fiesta oriental. Hay es cuando las ‘villeras’ dan su toque final. Se han traído los disfraces de Argentina. Como lo podéis oír, efectivamente, van apareciendo en la sala, a cuenta gotas, luciendo disfraces. Pero no disfraces rollo chilaba árabe, mas rollo putilla oriental. Alguna con transparencia, alguna enseñando pechuga. Al maitre con bigote se le salían los ojos, supongo que de incredulidad porque tampoco había ninguna que fuera espectacular. Claro que bien podríamos hablar del staff al completo del Riviera. Yo me pido un gin-tonic porque mis ojos y mis oídos no pueden recibir tanto sufrimiento, claramente necesito anestesiar mis sentidos. A la hora de comenzar los juegos chorras de grupo, renuncio, una cosa es disfrazarme, pero otra cosa participar en el juego de silla. Nos retiramos a nuestros aposentos.
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